Un mar de canciones donde naufragar

On the Internet there is more music than listeners

En internet hay más música que oyentes

Spotify se inunda cada día con un torrente de canciones, ¡hasta 100.000 por día! Si una persona dedicara todo su tiempo a escuchar música sólo en Spotify, le tomaría más de 30 años ponerse al día con las canciones que se suben en un solo día. ¿Y todavìa te sigues preguntando porque nadie escucha tú música?

¿Quién está detrás de este fenómeno? Los principales responsables son, por un lado, las grandes discográficas, que buscan destacar a sus artistas en un mar de melodías, pero también la aparación de las distribuidoras cómo DistroKid, por nombrar sólo una, a través de las cuales cualquier músico puede subir su producción a Spotify y a decenas de servicios de streaming sin ningún problema.

Según el CEO de una plataforma musical, «es increíblemente difícil separar la música de un artista de las otras 99.999 canciones que se suben el mismo día».

Para las discográficas, esto significa que su papel será aún más crucial en el futuro. Ellas tienen el poder de dar visibilidad a los artistas en medio de este caos musical.

Plataformas como Apple Music, con más de 100 millones de canciones en su catálogo, permiten que cualquier artista, incluso uno que graba en su habitación, tenga la posibilidad de alcanzar el éxito, sin embargo, esta abundancia de música también representa un casi seguro éxito en el anonimato.

En definitiva, la industria musical está en constante cambio. La cantidad de canciones que se suben a las plataformas de streaming crece exponencialmente, lo que crea tanto desafíos como oportunidades, pero la cara amarga del diluvio musical es el impacto en los músicos

Si bien la avalancha de música en Spotify puede parecer un paraíso para los melómanos, para los músicos representa un panorama complejo con aristas negativas que no podemos ignorar.

Saturación y pérdida de visibilidad: La inmensa cantidad de canciones que se suben a la plataforma cada día genera una competencia feroz por la atención de los usuarios. Esto dificulta que los artistas emergentes o aquellos con menor presupuesto para promoción logren destacarse y llegar a un público amplio. Se crea una especie de «efecto ruido«, donde la música de calidad se ve opacada por la masa de canciones mediocres.

Dificultad para monetizar su trabajo: Con tantas opciones disponibles, los oyentes tienden a escuchar canciones de forma fragmentada, saltando de un artista a otro sin profundizar en la obra de ninguno. Esto se traduce en menores reproducciones y, por ende, en ingresos reducidos para los músicos. La monetización a través de las plataformas de streaming suele ser poco rentable para la mayoría de artistas, especialmente los independientes.

Presión por la constante producción: La vorágine de novedades musicales obliga a los artistas a estar en una constante producción, lanzando nuevo material con frecuencia para no perder visibilidad. Esto puede afectar la calidad de su trabajo y generar estrés creativo, ya que el foco se pone en la cantidad por sobre la calidad.

La abundancia de música en Spotify, si bien ofrece un abanico de posibilidades para los oyentes, también presenta desafíos considerables para los músicos. Es necesario encontrar sostenibilidad en la carrera del artista, ya que como dice el título, en internet hay más música que oyentes.

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